04 febrero 2008

VIAJE EN TREN



Se escriben vivencias sobre el andén que se asemejan a herencias pero esta vez sin beneficiarios, historias de viajeros plasmadas como sueños sobre papel machado.

Frente a mi un señor con porte inglés, aire desenfadado, ojos enlatados y un despotismo austero. Su mirada triste nos hace conocedores de que su vida se encuentra del revés. Al otro lado, una niña me sonríe tras ser regañada por su madre, le devuelvo la sonrisa con cierta complicidad como invitándola a viajar por mis recuerdos de infancia. Vuelvo a perderme entre el verde de los naranjos, entre los puentes incansables y la fuerza de los edificios plagados de vidas y sueños.
De pronto empieza a llover suavemente, el cristal se deja ser acariciado por esta tímida lluvia que asemeja rocíos de añoranza.
El tiempo pasa como un suspiro, mi viaje y el de otros muchos va más allá de lo que nuestros ojos alcanzan observar.

Ahora mi corazón esboza una sonrisa interior, pues detrás del verde de los campos, detrás de la llamada “pequeña Venecia”, el azul del mar se abre paso hacia todo aquel al que su encanto no le es inmune.
Lástima que el Sol no protagonice también esta postal, pero no obstante, he de reconocer que esto le da una pincelada de romanticismo a mi viaje.

Se vuelve todo oscuro, “próxima parada Cabañal”, es una estación subterránea, a mi gusto triste. Oscuridad, oscuridad y zas! Luz de nuevo, el cielo gris como telón de acero.
Cúpulas violetas, edificios con historias. El asfalto parece un río incansable mientras más me acerco a Valencia más llueve ¿comité de bienvenida? Tal vez…

Sólo queda una parada, a mi derecha se alzan señoriales y elegantes el tenor del modernismo la ciudad de las Artes y las ciencias.
Hileras de tonalidades de verdes, edificios, prisas, sonrisas, suspiros y fin de trayecto. Se abren las puertas, a unos les esperan herman@s, espos@s,novi@s, amig@s...
A mi, me espera la vida.

11 comentarios:

Miguel dijo...

Es un bonito relato Ana. Los trenes estan llenos de vivencias y vale la pena observarlos. Son como pequeñas peceras que se pueden observar desde dentro.

Un beso ;-)

Traven dijo...

Los trenes, las estaciones, escenarios literarios perfectos, llenos de un romanticismo (bien entendido) perfecto para plasmarlo en un papel, 10 vidas que suspenden su tiempo y se entremezclan en la fugacidad del trayecto..., me ha gustado mucho, Ana.

Un besazo y gracias por tus visitas.
P.

Soledad.B dijo...

Bello relato ,los trenes son como la vida estamos subidos a ella mientras vemos a nuestro alrededor gentes ,paisajes que nos hacen sentir la inmensidad del mundo y su belleza ,con tú permiso me subo a ese tren por un momento.

Un beso mi querida amiga.

Anónimo dijo...

Que viaje tan precioso...como la vida.
Recorro a diario Madrid, de extremo a extremos, por el interior de sus oscuras entrañas.
No hay paisaje, solo un tunel negro.

Me ha encantado, a mi que me encanta hacer trayectos en tren de medio recorrido ^^

Besitos y saludos veinteañeros^^

Anónimo dijo...

Me has recordado a una canción de Pasión Vega..."Flaca de amor"

Besos^^

Unknown dijo...

"Ahora mi corazón esboza una sonrisa interior...", hermosa frase, hermoso sentir!!!.
Abrazos

Nidesca dijo...

pues ve hacia ella con todo y disfrútala al máximo.

me dieron tantas ganas de VIVIR al leerte...

abrazos

Anónimo dijo...

hay algo en mi blog...y creo que es para tí!

Besitos^^

Esther dijo...

Qué bonita forma de escribir; me encantó tu viaje y me hizo recordar mis viajes en tren, yo solía viajar bastante en tren; ahora, mucho menos.
Pero, me gusta viajar en tren e ir viendo el paisaje; me da más tranquilidad que ir en coche.

Tb me hiciste recordar la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia; yo estuve allí y fue maravilloso ¡Me encantó!

Un saludito.

Maribel dijo...

Delicioso!!
He disfrutado leyéndolo ;-)
Un abrazo y feliz fin de semana,
Maribel~~

Anónimo dijo...

Me ha encantado este viaje, ha sido maravilloso hacerlo contigo, Ana cada día escribes mejor, la verdad es que despues de leer esto, no te rías de lo que te he dejado en mi espacio, pero es que es el día de los enamorados, y yo me enamoré de esa foto, aunque, me acabo de enamorar de la que acompaña este relato, pero claro ¿quién no se enamora de tus fotos?
Besitos. Pepi